Círculo de Bellas Artes de Valencia, junio-septiembre 2016
Tere Pensado, Carmelo Gabaldón, Mara Ases, Lara López Sanz, Ramona Rodriguez
Comisariado: Pepe Miralles
sobre/saturados
El tema de interés y de enfoque de esta exposición es la sobre/saturación. La acumulación de imágenes es una práctica dominante en nuestros días. Los medios de comunicación son los primeros aunque no los únicos encargados de que esto suceda. Ellos son los que tienen un efecto inmediato de sobre/saturación desde los discursos y la imagen visual. En nuestras reuniones de trabajo previo y conceptualización de la muestra podemos identificar algunos efectos que los medios llevan con esta práctica. Hacen de lo terrible lo cotidiano con un resultado perverso de anestesiar la mirada donde el individuo construye barreras defensivas perjudicando de ese modo la empatía social. Aparece la banalización de temáticas de desigualdad social donde únicamente se busca el enfoque morboso y sensacionalista de la información. La información sesgada de los temas hacia el espectáculo termina siendo el pilar de una sociedad basada en el consumo y en la acumulación. Divagamos dentro de un flujo de versiones sin sentido, sin posibilidad de usarse y menos de ser vividas desde lo placentero o lo cauto, perdiendo aquí la capacidad de discernir o derivar de las personas, para convertirse en individuos.
Apropiación -fragmentación- imperceptible- superposición- son algunas de las palabras claves para la futura construcción espacial de la exposición.
La exposición comienza desde lo particular, con una temática de un artista individual (CiegosVoluntarios) que se vuelve colectiva por medio de la conceptualización y la construcción espacial. Posteriormente vuelve a ser individual con las obras presentadas, donde cada artista trabajará de manera independiente los temas y desde su perspectiva. Este método construirá una mirada no solo en hacer, sino también en pensar el arte y sus sistemas tradicionales de representación.
TERE PENSADO
C i e g o s V o l u n t a r i o s
A través de este paradigma, muestra y refleja una realidad que envuelve lo íntimo, lo social y lo sistémico, de la vida actual donde las personas eligen vivir bajo una ceguera voluntaria en pro de un “bienestar” artificial. C i e g o s V o l u n t a r i o s, es una reflexión abierta y personal cuyo objetivo es hacer visible una actitud tomada por una parte de la comunidad. La intención de este proyecto no es adoptar una posición de crítica negativa, de modo acusatorio, es poder reconocer que esta realidad existe, asumirla desde lo individual y lo colectivo. Creo en la gente, en las comunidades cuando concentran sus fuerzas en crecer y ser solidarios los unos con los otros y considero que hacer visibles estas realidades, es una oportunidad para librarnos de ellas y soltar un espacio que se nos fue asignado tácitamente. Este nuevo concepto de mi investigación actual es el disparador para la práctica artística. Temáticas de enfoque con origen teórico son investigadas y plasmadas en diferentes medios: fotografía, instalaciones audiovisuales, intervenciones espaciales, videos, etc.
El Braille
El braille es la metáfora visual de este proyecto, como retórica de pensamiento, es un juego dinámico y artístico para la ejecución práctica. Escritos en este alfabeto relatan episodios de la vida cotidiana de la sociedad actual, diferentes dichos son tomados y apropiados de distintos medios de comunicación, hechos de la vida que pierden muchas veces su reflexión por lo esporádico de su naturaleza o por la ceguera de quien no quiere ver. El braille es entonces el elemento de juego, que con diferentes tamaños y materiales sirven para la construcción de estos relatos.
La propuesta
Una de las vertientes dentro de mi investigación actual es dejar de lado la construcción de crecimiento individual y social desde el ego, considero esta actitud una de las cegueras voluntarias construidas e impuestas en la sociedad actual. Recuperar la actitud genuinamente colectiva es la forma de trabajo que considero oportuna para un crecimiento comunitario y es uno de los principales objetivos que tiene mi trabajo actual. Cuando me refiero a colectivo no es un colectivo artístico, es entender la construcción individual desde un trabajo arduo a partir de la solidaridad colectiva.
Con la propuesta recibida desde la Cátedra Arte y Enfermedades y su director Pepe Miralles de hacer una exposición individual, he considerado oportuno poner en práctica todo lo investigado y aprendido hasta hoy en este proyecto, para ser consecuente con lo que uno dice y practica. He decidido que esta exposición sea uno más de los temas de investigación desde la práctica artística. Tengo claro que quiero que se hable de mi obra no de mí. Este tema tiene infinitas maneras de verse y entenderse, y mi trabajo es solo una. Quiero que la mirada de esta propuesta se multiplique, se amplíe y expanda. Otros artistas harán que esto sea posible, para entender que uno no es imprescindible frente a una temática que sí lo es; esta es otra forma de construir nuevas formas de pensar el arte.
Por lo tanto este tema se convierte en el disparador que da inicio al trabajo que formará parte de la exposición. Artistas invitados forman parte del equipo, colegas a quienes respeto tanto en lo profesional como en lo personal, ellos tienen otro enfoque diferente al mío al momento de trabajar. Me gusta la idea de ver este tema bajo sus miradas y reflexiones.
Plantear la ceguera voluntaria como único tema es un tanto generalista y múltiple, por lo tanto siempre planteo temas de enfoque para trabajar este paradigma. En esta oportunidad y de buen acuerdo con el equipo de trabajo hemos elegido la sobre/saturación como la será la unidad temática específica de la ceguera voluntaria.
Reflexiones Personales
La sobre/actividad y la sobre/saturación visual son elementos naturalizados en nuestra vida diaria, estas son las nuevas maneras impuestas y autoimpuestas de volvernos ciegos voluntarios. Ciegos de… nosotros mismos.
CARMELO GABALDÓN
Las imágenes nos ayudan a repensarnos y en última instancia a conocernos. Los medios de producción digital de imágenes así como las redes sociales para su difusión han provocado que estemos expuestos a una considerable sobresaturación perceptiva. Es por tanto necesario evaluar el impacto que dicha sobre/saturación tiene sobre los mecanismos de construcción indentitarios en el sujeto contemporáneo. El artista como etnólogo, casi como arqueólogo, tiene la posibilidad de archivar, gestionar y reagrupar el grueso de las imágenes producidas, resignificándolas y dotándolas de nuevos discursos que nos ayuden a comprender mejor el entorno que nos rodea. Descubrir como la producción masiva y democratizada de imágenes se ha convertido en una de las principales tecnologías para la ceguera. Tener acceso a todo es lo más parecido a no tener nada.
¿Qué pasaría si pusiéramos el punto de mira en las imágenes almacenadas en nuestros dispositivos privados? ¿De qué manera se organizan? ¿Son las estructuras organizativas propuestas por el dispositivo las que posteriormente nosotros reflejamos sobre nuestra propia conciencia vital? ¿Decidimos qué y cómo, o somos simples elementos dentro del catálogo de imágenes de nosotros mismos disponibles en la red? ¿Y en definitiva somos capaces de percibir la totalidad de manera clara o únicamente tenemos una ligera comprensión temporal de lo sucedido, sin ser capaces de diferenciar una imagen de otra?
Imprimir y reorganizar todas las imágenes almacenadas en mi ordenador personal para evidenciar las catalogaciones a las que estamos sometidos desde los dispositivos informáticos y las redes sociales. Así como mediante el proceso expositivo invitar al espectador a reflexionar sobre la ceguera provocada por la sobre/saturación de las imágenes que almacenamos, que en definitiva consumimos sin esfuerzo alguno.
MARA ASES
Habitamos en una sociedad donde las imágenes inundan nuestro campo de visión cotidiano, la sobresaturación nos sobrepasa, nos aturde, nos ciega. La sobresaturación de imágenes banaliza lo real y nos hace insensibles frente a los acontecimientos traumáticos que día a día ocurren frente a nosotros.
La hiperestesia genera anestesia.
Como productores de obras no podemos cambiar la realidad ni disminuir las cantidades de imágenes que se generan a nuestro alrededor pero si podemos tratarlas de forma distinta, componerlas, introducir nuevos lenguajes y nuevas formas de ver, de conocer, que susciten nuevas lecturas y nuevas realidades.
LARA LÓPEZ SANZ
El escenario urbano actual nos somete a un incesante bombardeo visual allí donde vamos. La publicidad, la información, el cine, la televisión, hacen de nosotros grandes receptores de imágenes. Sin embargo, a lo largo del día podemos recordar una o dos con total fidelidad. La saturación imaginera ha llegado al punto en que nos despista más que darnos pistas de dónde estamos y dónde queremos ir. Incluso sólo llegamos a actuar correctamente ante la señalética de la obligación o de la prohibición.
Hemos centrado nuestra principal preocupación en la ecología de la imagen y en la presión visual a la que nos vemos sometidos en nuestra cotidianidad, convirtiéndonos en la especie contemporánea del Ciego vidente debido a la sobresaturación.
La ausencia de percepción no sólo está presente en los objetos que pasan inadvertidos sino también en lo que se repite una y otra vez. Estudios psicológicos sobre la satisfacción y la adaptación señalan que los animales dejan de reaccionar cuando un mismo estímulo los alcanza constantemente. El aburrimiento se rechaza por lo que un mismo escenario visual se desvanecerá de la conciencia, de igual forma que lo hará un ruido o un olor constante. Estamos, a mi parecer, en la era de la banalización de la imagen donde la polución y el ruido de la imaginería nos convierten en individuos inmunes al paso de las mismas.
La gran cantidad de información visual que recibimos diariamente hace que el exceso nos haga inmunes a la recepción y, por tanto, al procesado de la misma. Podemos decir que es debido en gran medida a la velocidad del cambio de pensamiento. Ello nos da muestra del inconformismo en el que vivimos en esta sociedad acelerada por la que transitamos, lo que no nos permite parar y, al mismo tiempo, vemos pero no miramos.
RAMONA RODRÍGUEZ
La saturación iconográfica se produce en todos los ámbitos sociales, privados o públicos, pero es el fenómeno de Internet el que ha multiplicado esta saturación, en gran medida, por la cantidad de portales y servicios donde compartir imágenes, vídeos e información, Instagram, Facebook, Flicker, YouTube, etc. La red aparece como un escaparate donde mostrar aspectos privados que compartimos y que nos proporcionan un perfil, más o menos atractivo, según el tipo de información que publicamos.
Cabría preguntarse si estamos siendo fagocitados por estas tendencias que nos llevan a involucrarnos de manera voluntaria y sin poner filtros o límites a lo que compartimos. Si estamos convirtiendo nuestra vida en un relato a base de eventos e imágenes, momentos que no hemos disfrutado, quizá, por el afán de obtener una instantánea del acontecimiento.