Fotografías, proyección de diapositivas y pancartas.
Con ocasión de la cuarta intervención de la serie Etnografía de una enfermedad social, Pepe Miralles fue recogiendo los objetos de desecho que su amigo Juan Guillermo utilizaba para transitar por su enfermedad. Restos de recipientes y materiales médicos junto con objetos que pertenecen a lo más personal e íntimo. Esta colección de objetos que, en esta ocasión, se extiende por todo el museo, se convierte en un “fondo” etnográfico cuya principal característica es que es universal, a diferencia de las colecciones presentadas en los museos que se dividen por continentes.
Sin embargo, este “fondo” presenta su propio método de clasificación en cuatro partes diferenciadas. La primera de ellas la encontramos en la fachada del museo, donde se han colocado dos grandes pancartas que parecen imitar la función que adquieren en el medio publicitario como presentación de lo que hay en el interior. Esta intervención pretende que estas reflexiones traspasen las paredes del museo exponiéndose al exterior, para que, desde la propia institución se impulse generar un espacio de información y debate colectivo. Estas pancartas invitan a la reflexión y plantean preguntas que aún no tienen respuesta.
En el interior del museo, además de ser proyectados los textos que se emplearon en las intervenciones anteriores, se han colocado, ocupando la totalidad de sus vitrinas, todos aquellos objetos característicos de la enfermedad que fueron fotografiados y convertidos en imágenes simbólicas. Estas fotografías de objetos “conviven” temporalmente con los que ocupan normalmente las vitrinas, proponiendo, junto a las colecciones expuestas, otra etnografía actualizada, universal y focalizada en el sida.
En la zona central se han colocado una serie de bustos cuyos rasgos anatómicos representan las diferentes tipologías y razas humanas del mundo. Sobre sus caras se han colocado fotografías de la parte de atrás de la cabeza de diferentes personas. La identidad racial junto al anonimato: estrategia que nos lleva a la negación de la persona. No al hecho de esconderse ante la enfermedad, por miedo o vergüenza, sino del olvido de Occidente ante la gravedad del problema en otras zonas de nuestro planeta como África y Asia.
Fachada:
Interiro vitrinas:
Zona central: