Pancarta
2022
En 1996 se comenzó a tratar a las personas seropositivas con nuevas combinaciones de antirretrovirales. Lo que se conoce como triple terapia logró mejorar y alargar la vida de las personas infectadas. Fueron años de esperanza en los que las organizaciones comunitarias ya consolidadas veían los resultados de su lucha.
Con la mayor supervivencia, apareció un nuevo síndrome caracterizado por una redistribución de la grasa corporal junto con anomalías metabólicas: la “lipodistrofia de pacientes con VIH”. El primer caso descrito se relaciona con el tratamiento con Indinavir en 1997.
Estas dos líneas de texto transitan desde los años de la esperanza -en los que los movimientos activistas comienzan a gestarse, bajan las infecciones, se reduce la pérdida de peso y baja la mortalidad-, hasta los años de los efectos secundarios, consecuencia de los nuevos tratamientos en los que la lipodistrofia, tener la “pinta” visible en rostro y cuerpo, vuelve a cargar la artillería del estigma.