Allí adentro

Producción artística en torno a la hepatitis C
Hospital de Dénia, enero-mayo de 2016

La activación de nuevas formas de representación de la enfermedad, más atentas a la percepción que el propio paciente tiene de su vivencia, constituye sin duda un objetivo común para el proyecto cuidArt del Hospital Marina Salud de Dénia y para la Cátedra Arte y Enfermedades de la Universitat Politècnica de València. En este proyecto expositivo conjunto, el contacto entre artistas visuales y personas afectadas por hepatitis C ha alumbrado nuevos modos de narrar y visualizar esta patología, que ayudan a romper estigmas y prejuicios.

En la exposición se presentan por primera vez los trabajos producidos por tres creadores a partir de sus respectivas residencias artísticas en el Hospital Marina Salud de Denia. Javier Codesal, Mar Gascó y David Escalona convivieron en distintos momentos con el personal médico y con los pacientes del centro, compartiendo los ritmos y tiempos de la experiencia hospitalaria. Sus obras reflejan con especial sensibilidad la vivencia cotidiana de la enfermedad, y desde sus poéticas elusivas y metafóricas promueven la empatía con las personas afectadas.

Asimismo, la muestra expone los trabajos producidos por la Cátedra Arte y Enfermedad para el proyecto Perspectives – Art, Liver Diseases and Me. Las obras de Ismael Teira, Sandra Ferrer Gallego, Josep Tornero, Julian Llereno, Gloria Rico Clavellino y Carlos Sebastià, cedidas por la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL) para esta exposición, surgen también de la colaboración y el establecimiento de vínculos con pacientes de hepatits C.

Allí adentro es un proyecto expositivo comisariado por Pepe Miralles, Director de la Cátedra Arte y Enfermedades.

DAVID ESCALONA. La Cura, 2015. Instalación. Dimensiones variables. Técnica mixta. Materiales varios

He intentado crear metáforas visuales que reflejen algunas de mis experiencias que tuve cuando conversaba con los pacientes de Hepatitis C durante mi estancia en el Hospital de Denia. El sillón remite a la espera, a la paciencia , al paciente (el que debe esperar su cura). El buen paciente es, sin duda, el que sabe esperar, el que pone su cuerpo en manos de los médicos que lo auscultan y lo medican. El buen paciente es quien, de forma pasiva, se abandona al poder de la medicina, cuyos tratamientos pueden ser más agresivos que la propia enfermedad. Así pues, el cuerpo es violentado, sobreexpuesto, su herida debe ser curada con otras heridas…
Herida por herida, así es el combate. interminables paseos sin saber qué hacer. Largos silencios. Pensamientos repetitivos, cíclicos. Confesiones entre desconocidos. Y el dolor, el dolor acuciante de saber que la sangre es impura. La sangre y sus metáforas (mi herencia). La sangre de mi sangre, la sangre de la sangre de mis ancestros… no pronunciéis el nombre, no invoquéis lo que debe mantenerse a raya, aquella otredad con la que sólo tratamos negando.
La espera puede llegar a desesperar cuando no parece haber remedio, cuando el futuro parece cerrarse como una corredera de acero cercenando toda posibilidad.
Espero que suene la cura algún día, antes que mi cuerpo se torne amarillo como el azafrán, antes que nazca el hijo de mi hija y prohíban que bese a los niños.
NOTA: Muchas palabras de este escrito pertenecen a los pacientes… como veréis se deslinda límites de mis pensamientos y de los suyos, de lo propio y lo ajeno. Un texto heterogéneo… Me gustaría que lo pusierais cerca de la obra.


MAR GASCÓ. E-T-H-E-R-E-A-L, 2015. Instalación, escultura colgante. Cristales (60×20 cm 5 mm grosor)

La mirada médica es un arte que requiere precisión  para encontrar a través de la opacidad del cuerpo, los elementos que significan las diferentes enfermedades. Éstas, parecen acechar gestándose silenciosamente en el interior del cuerpo, siendo difícil en ocasiones hallarlas bajo el espesor de la piel. Este es el caso del virus de la Hepatitis-C que, como bien me explicaron por medio de entrevistas los diferentes especialistas médicos durante mi residencia artística, una vez contraído puede pasar por largos  periodos latentes perjudicándonos gravemente.
La tecnología de diagnóstico, como una prótesis que amplía la habilidad del especialista médico, tiene la capacidad de volvernos translúcidos; de vernos nítidos y precisos como a través de un cristal o del microscopio. F-R-A-G-I-L-I-T-Y, bajo un claro guiño al rigor científico por su aséptica forma de describir la enfermedad por medio del síntoma, guarda claras alusiones metafóricas a la fragilidad del ser a través del uso del vidrio como material de creación. Su capacidad para des-ocultar lo hace idóneo para referirnos a la reveladora objetividad de la medicina. A su vez, en un sorprendente paralelismo con la enfermedad, la potencial peligrosidad que representaba esta pieza para las instalaciones y visitantes del hospital, ha terminado por cerrar su círculo conceptual.


JAVIER CODESAL. Hepatitis C, 2015. 10 piezas enmarcadas y un texto en vinilo de corte. Lápiz sobre papel,  10 piezas de 15 x 20 cm

Durante la estancia en el hospital de Denia hice algunas fotografías pero, sobre todo, me dediqué a dibujar. Intenté acercarme al tema propuesto, la hepatitis C, desde la letra, literalmente, aprovechando aquel contexto hospitalario en el que la enfermedad estaba presente con total naturalidad. Intentaba fijar la idea repitiendo el término que la nombra, sin ir más allá en un sentido científico, por ejemplo, ni entrando tampoco en cualquier tipo de relato, sino yendo a lo concreto que suena en el nombre: en tanto que significante inasimilable, roqueño, si cabe decirlo así por la dureza que convoca. El resultado es una serie de dibujos caligráficos a los que acompaña un texto poético bastante breve. Las hojas son pequeñas, 14,8 x 19,6 cm, y esto me gusta por la relación tan estrecha e íntima que se genera con la mano al dibujar y con la mirada después. Dibujos pequeños pero insistentes, que por ello se refieren tanto como a su trazo al tiempo abarcado entre uno y otro, a la idea de trabajo, a la espera y, por qué no, a la fórmula de una resistencia.

ISMAEL TEIRA. Miles, 2014. Mixta sobre papel, cuatro elementos de 42,5 x 29 cm y uno de 89 x59.

La sucesión de los cinco paneles compuestos de fotografías y cifras escritas con grafito se entiende como un recorrido simbólico del día a día del paciente, culminando con la llegada a la cima y la superación de las adversidades. Todas las fotografías han sido seleccionadas de su archivo personal montañero, y las cifras se corresponden con la altura de las más altas cumbres que ha coronado a lo largo de su vida, entre ellas Veintimilla (Chimborazo), de 6.223 metros de altitud, en su reciente viaje a Ecuador, emprendido meses antes de comenzar el tratamiento y tras haber conocido que padecía Hepatitis C. La obra se lee de modo ascendente en las cifras, desde uno de sus tres miles, hasta los 6.959 metros del Aconcagua. El propio título del trabajo – Miles – se refiere a todos los picos que ha pisado el paciente, pero también a toda la fuerza necesaria para superar la enfermedad y llevar de la mejor manera posible los efectos del tratamiento. El paciente ha tenido un papel fundamental tanto en el proceso, desde la selección de carpetas de imágenes, hasta ser consultado sobre el título.


SANDRA FERRER GALLEGO. Liquid, 2015. Impresión digital sobre papel, 52 x 42 cm.

En la obra se equipara mediante una dicotomía la enfermedad de la Hepatitis C con un producto de consumo. Se pretende hacer comprender al espectador que al igual que en un producto es necesario leer la letra pequeña para comprender su función y modo de empleo, en la enfermedad es necesario informarse e indagar en los aspectos concretos de dicha enfermedad para poder comprenderla mejor. De esta forma se revindica la falta de información por parte de la sociedad en general que ha habido acerca de esta enfermedad y la materialización tan científica con la que la han tratado.


JOSEP TORNERO. 38 Pasos, 2014. Óleo sobre tabla y tela, 95 x 230 cm.

38 Pasos es el título de la composición pictórica realizada para este proyecto, donde se incide en la búsqueda de la transmisión simbólica a partir de la representación pictórica del cuerpo.
Como pintura, se incide en la imagen matérica, donde el óleo como materia es la carne, su representación en cuanto a modelo y su vínculo simbólico. Estar ante el tiempo, sentir el estallido del pasado en el presente, a modo de torbellino, de golpe, de beso. Estar ante el tiempo implica el vértigo, la falta de orientación tras saltar en pedazos la brújula. En la línea de Nietzsche, hacer es ser. El resto sólo es polvo que el torbellino se encarga de arrastrar, y que volverá a ser invocado por cada uno de nosotros a riesgo de convertirse en estallido en un ahora no concreto. Como una guerra desatada, como el mito sediento de sangre, como la herida del cuerpo que siempre vuelve a aparecer.
Si la pintura es representación, también es estigma en la carne, en cuanto a lo que atañe a su condición carne-plasticidad.
El desarrollo se encarga de mostrar, la pintura muestra y por ello mismo transmite. Donde la condición de J. A. se basa en la lucha y desterrar el miedo, la pintura se encarga de mostrar el estigma que es su cuerpo y su lucha.


JULIA LLERENA. No detectable, 2015. Fotografías y análisis, 30 x 40 cm c/u y A4.

No-detectable es un trabajo desde mi posición de artista que relaciona metafóricamente el cuadro médico de la enfermedad de la Hepaticis C con los efectos producidos al estar a una altitud extremadamente alta.
La Hepatitis C se contrae principalmente mediante el contacto con sangre contaminada. Las personas que recibieron una transfusión de sangre o un trasplante de algún órgano antes de 1992 podrían tener Hepatitis C. Antes de este año, no era posible detectar el virus de la Hepatitis C en la sangre, por lo que muchas personas recibieron sangre infectada (posible caso del paciente sobre el que baso este proyecto).
Las pruebas de carga viral cuantitativas miden la cantidad de virus en un mililitro de sangre. El mejor resultado en una prueba de carga viral es “no-detectable”. El índice mayor de este paciente fue de 600.000 copias/ml detectable en la sangre.
Establezco una comparación simbólica entre 600.000 copias/ml y 600.000 cm, es decir, 6.000 metros de altura. En ambas circunstancias, la vida se complica física y emocionalmente, te coloca en una nueva posición frente a ti mismo y frente al resto del entorno. ¿Qué siente una persona a 6.000 metros de altura? ¿Qué siente una persona con 600.000 copias/ml en su cuerpo?
La percepción de la realidad indiscutiblemente cambia en estos dos casos.
Existe una distancia en la sociedad con respecto a una enfermedad, esa distancia es lo que yo denomino altura.


GLORIA RICO CLAVELLINO. HC Fotohistoria, 2015. C-Print sobre papel de algodón, 29 x 29 cm c/u.

Hc Fotohistoria narra, a modo de viñeta, el curso de una enfermedad resuelta que transcurre en varios estadios. Desde la incomprensión y la negación a la lucha y la curación, siguiendo un trayecto donde la persona se encuentra con ella misma, con su cuerpo, su energía vital y con la naturaleza, el proceso de sanación parte de un viaje interior de conocimiento que se apoya en agentes externos.

La formalización de este periplo se apoya de elementos simbólicos como la madera, la primavera, el meridiano hígado, estructuras geométricas, etc. Símbolos universales y también personales como el sofá, objeto fetiche en mi trabajo artístico, con los que se pretende disparar la reflexión del espectador en torno al proceso de la enfermedad de la hepatitis C.

CARLOS SEBASTIA. Rota, 2014. Fotografía digital, 65 x 90 cm.

En este trabajo trato de recoger la melancolía del paciente desde el ahora, por una vida pasada que ya no existe por los límites que le impone los efectos de la propia enfermedad: rechazo social, cansancio, frustración, tristeza, en consecuencia, aislamiento social.
La obra enmarca dos imágenes, una dentro de la otra simulando el pasado y el presente. En la interior se observa una foto antigua, retroiluminada por la luz exterior, donde hay un individuo que trata de borrarse a sí mismo. Se le observa de espaldas caminando hacia unos árboles, como alejándose. La imagen que enmarca la primera foto, es la perspectiva actual del paciente, mira los mismos árboles en la ciudad actual, a través de la ventana de su aislamiento.