¿Qué podemos hacer desde la práctica artística para seguir pensando el VIH y el sida?

Conferencia en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, 2010

Estamos a punto de cumplir ya treinta años desde que se conoce la primera infección por VIH. Un estudio recientemente publicado, Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH (Fuster y Molero, 2010), nos presenta unas conclusiones que no están muy alejadas de los índices de percepción, creencias y actitudes que la población española tenía de esta enfermedad hace veinte años. Cuando en 1994 realicé un cartel para la exposición Sida, Pronunciamento e Acción, el texto que se utilizó llamaba la atención sobre los sentimientos que la población general tenía sobre los portadores del VIH, así como los índices de discriminación que existían en aquellos años con respecto a la separación de los portadores del resto de la población. El texto del cartel decía:

«Si abiertamente os comunicara mi estado de salud, ¿Cuántos de vosotros haríais un acto de compasión para después construir un muro a mi alrededor? Una cuarta parte de los españoles parece ser completamente impermeable a la información sobre el sida. Por lo menos el 23% cree que la mejor forma de tratar a los enfermos de sida es recluirlos en centros especializados».

El estudio al que hacíamos referencia anteriormente recalca cómo el sentimiento de pena hacia los portadores del virus y la creencia de que a los afectados por el VIH habría que segregarlos del resto de la población siguen vigentes. Parece que las cosas no han cambiado mucho, pero las respuestas del arte a estas cuestiones sí lo han hecho, tanto que prácticamente no existen trabajos artísticos que reflexionen sobre esta enfermedad. Más adelante volveremos sobre este tema.

A continuación voy a utilizar las conclusiones de este estudio para concretar algunas líneas conceptuales que nos sirvan para dotar a nuestras prácticas artísticas de contenido, es decir posibilidades temáticas para poder abordar estas cuestiones en la actualidad. Sirva esta especie de compendio como catálogo de posibilidades, pero catálogo abierto y siempre provisional, ya que son bastantes las cuestiones que pueden y deben seguir abordándose, y que no se recogen en este estudio. Junto a este catálogo de posibilidades temáticas adjuntaré algunas tácticas, prácticas y métodos, sacados mayoritariamente del Manual de guerrilla de la comunicación, (Luther Blisset/ Sonja Brünzeis), que parecen ser adecuados para la materialización, mediante la práctica artística, de estas líneas temáticas que siguen necesitando ser pensadas y abordadas desde distintas disciplinas, “la respuesta al estigma asociado al VIH ha de abarcar todos los niveles, el individual, el interpersonal y el societal, y es necesaria la colaboración de un buen número de disciplinas académicas y de los diversos actores sociales” (Fuster y Molero, 2010, p 68).

La investigación de referencia se propone como objetivo fundamental comprobar los conocimientos que la población general tienen sobre diversos aspectos relacionados con la infección por el VIH y, sobre todo, conocer las actitudes en España hacia las personas que tiene el VIH. En líneas generales, los resultados muestran que en España el prejuicio y las actitudes discriminatorias son una realidad. Además se ha constatado que las creencias erróneas sobre cómo se transmite el VIH, junto a la percepción de la gravedad y la lejanía de personas con VIH son variables que guardan una estrecha relación con los sentimientos y las actitudes de la población.

1) Trabajar sobre las creencias erróneas que nos hacen considerar la infección por VIH como fácilmente transmisible por contacto social. El estudio ha demostrado que un buen numero de personas sienten incomodidad ante un potencial contacto con personas con VIH en diferentes situaciones de la vida cotidiana. Se ha podido demostrar que este tipo de creencias coexisten con la información adecuada, lo que demuestra que ésta no es efectiva si solamente se emite, teniendo que hacer que esta información, a través de una educación participativa, trabaje los temores que tiene la población y reestructure las creencias erróneas. Si emitimos información pero no establecemos mecanismos para que esta información nos ayude a cambiar actitudes y a generar habilidades, el objetivo quedará sin resolver. El estudio ha demostrado que esta estrategia ha de ir dirigida a personas con bajo nivel de estudios y a las personas más mayores, que son los grupos en los que más se dan este tipo de creencias erróneas.

2) Otra de las cuestiones que parecen fundamentales para que se trabaje sobre ella es la necesidad de elaborar estrategias de intervención y de información que contribuyan a que la población disminuya la responsabilidad y la culpa hacia las personas con VIH. Estas acciones deben tener como sujetos destinatarios a las personas más jóvenes, a las más mayores y también a las que tienen un bajo nivel de estudios. Es importante resaltar que, siendo las personas más jóvenes las que más información manejan sobre este tema, a pesar de ello son las que más culpabilizan a las personas que se han infectado, quizás porque relacionan infectarse con no haber usado medidas de prevención que son útiles para evitarlo.

3) Una línea de intervención sería trabajar la inducción de empatía hacia las personas que son portadoras del VIH y los colectivos a los que pertenecen. Inducir la empatía supondría aumentar la preocupación por el bienestar de las personas con VIH, mejorar las actitudes hacia ellas y favorecer acciones a favor del grupo al que pertenece la persona estigmatizada.

4) Reducir los estereotipos, como que la infección está relaciona con el uso de drogas, con prácticas sexuales concretas o con cuestiones de raza o género, es un elemento fundamental para tener en cuenta a la hora de diseñar acciones que puedan mejorar las actitudes y las creencias de la población.

5) Es importante tener en cuenta que la cercanía con personas VIH positivas es un elemento fundamental y motor de cambio en las actitudes de la población. Por lo tanto diseñar estrategias que promuevan el contacto, el conocimiento y la relación con personas afectadas, sobre todo para la población más joven (que no ha conocido las épocas más duras de esta enfermedad y que la ve lejana a su grupo social ya que no conoce personas afectadas), y también en personas más mayores, sería fundamental para cambiar las creencias vigentes. En ocasiones este contacto se ve dificultado porque muchas personas no quieren comunicar que son seropositivas por miedo a ser marginadas socialmente. Una vía paralela de intervención sería facilitar a las personas con VIH mecanismos que ayuden a mejorar su autoestima, su autoacpetación y su apertura. El estudio hace referencia a dos estrategias que pueden ayudarnos en nuestros objetivos: la primera de ellas es la “hipótesis de contacto”, que consiste en establecer cuatro variantes que puedan ayudar a la reducción del prejuicio. Estas son: apoyo social e institucional; frecuencia, duración y proximidad suficiente en el contacto; estatus de igualdad entre los grupos; y cooperación en alguna tarea. Estas condiciones son eficaces pero, en algunos casos no son necesarias para que dicho contacto tenga efectos positivos. La segunda estrategia es la “hipótesis del contacto extendido”. Esta enuncia que el hecho de conocer u observar que un miembro de nuestro grupo mantiene una relación estrecha con un miembro de otro grupo, puede contribuir a la mejora de actitudes hacia ellos.

6) El estudio demuestra que estigma y percepción de gravedad de la infección están relacionados. La tradicional asociación de sida = muerte, sigue vigente y hay que diseñar intervenciones en las que se produzca una disminución de esta relación.

7) Es necesario diseñar intervenciones dirigidas a modificar el discurso de lo medios de comunicación, que siguen siendo las principales fuentes de información de la población sobre el VIH, para que se conviertan en recursos útiles para romper mitos y falsas creencias.

Dije anteriormente que apenas existen trabajos artísticos que reflexionen sobre esta enfermedad. Es posible que existan, pero igual les pasa como a los míos que están “secuestrados” o escondidos en distintos dispositivos de archivo y no ven la luz, refiriéndome con esto a que no están en los circuitos que mayor difusión y socialización promueven, es decir en las grandes galerías, en los museos, en las revistas especializadas y en los catálogos de exposiciones.

Dos artículos publicados en la desparecida revista Arena en 1989, uno de Douglas Crimp y el otro de Robert Atkins fueron las primeras informaciones que nos llegaban de Estados Unidos sobre lo que se estaba realizando, desde la esfera del arte, con respecto a esta enfermedad. En ellas encontramos algunas de las estrategias de representación visual y de uso del espacio público que se convirtieron en modelos a seguir por los pocos grupos y artistas que, en el estado español, han abordado esta problemática desde la investigación artística.

En 1993 se publicó en esta universidad el primer libro escrito en ese país que trataba la problemática del sida relacionada con el arte. De amor y rabia. Acerca del arte y el sida, escrito por Juan Vicente Aliaga y José Miguel G. Cortés, recogía una serie de textos fundamentales sobre las prácticas activistas estadounidenses, fundamentalmente las realizadas por Act Up y Gran Fury y presentaba los trabajos de artistas españoles como Jesús Martínez Oliva, Javier Codesal, Pepe Espaliú y yo mismo, entre otros. Este libro era consecuencia de la reacción que, en el contexto del arte, había producido esta enfermedad, a la vez que intentaba mostrar y comparar cuáles eran los trabajos y las estrategias utilizadas por los artistas españoles. En los siguientes años se publicaron muchos artículos en revistas de arte, que se ocupaban del contexto norteamericano fundamentalmente y otros sobre la obra de Pepe Espaliú relacionada con el VIH, estos últimos escritos mayoritariamente por Juan Vicente Aliaga. Hubo algunas exposiciones como la que comisarió Juan de Nieves en Santiago de Compostela titulada, Sida pronunciamento e acción y otras que se centraban en cuestiones gays pero que incluían, como no podía ser de otra manera, artistas y trabajos relacionados con el sida. El arte látex. Reflexión, imágenes y SIDA, realizada en 2006 en las salas de exposiciones de la Universitat de València y comisariada por Sofía Barrón y Judith Navarro, es una de las últimas que se han realizado.

Si comparamos la producción artística estadounidense con la española las diferencias son abismales. En aquel país fueron muchos los artistas que reaccionaron ante la enfermedad, con sus trabajos y con acciones colectivas en contextos artísticos, además de participar activamente en colectivos como Act Up y Gran Fury, que introdujeron dentro de la escena artística, no solamente la dimensión social, política, moral y económica del VIH/sida, sino también, los dispositivos necesarios para, desde la esfera pública, plantear cambios en la naturaleza del arte.

¿Ha estado el arte español a la altura de las circunstancias? La impresión que he tenido siempre es que la comunidad artística española ha establecido con las problemáticas del sida una relación distante, escasa y en muchos casos superficial. Pocos son los artistas que han trabajado esta cuestión y, lógicamente, muy pocas las exposiciones que, en casi treinta años, se han realizado.

Las causas las podemos encontrar, por una parte, en la falta de atención que, en la década de los 80 y parte de los 90 del siglo pasado, el arte español ha prestado a las cuestiones sociales. Obsesionados con una idea de internacionalización que pusiese fin al aislamiento de las décadas anteriores a los ochenta, reivindicando un arte volcado en su propia especificidad, construyendo y consolidando plataformas de promoción de estas nuevas tendencias artísticas, los artistas españoles no estuvieron interesados ni en los temas sociales ni en establecer estrategias colectivas.

Solamente aquellos que han visto sus vidas involucradas con el VIH, desde la seropositividad o desde lo que podría llamarse una “seropositividad social compartida”, han trabajado este problema, pocos con la contundencia de Pepe Espaliú, y los más condicionados por la escasez de medios, junto a una parca repercusión mediática, siempre mucho más atenta a las noticias carnaza tipo “un seropositivo muerde en el cuello a un compañero de habitación», que a las acciones artísticas que utilizan el sida como tema.

Pero quiero lanzar también una sospecha sobre esta falta de implicación de los artistas en una problemática como ésta. Desde mediados de la década de los 90 hemos visto aparecer en la escena artística española infinidad de trabajos y grupos artísticos preocupados por las cuestiones urbanísticas, ciudadanas y de creación de nuevas esferas públicas. No podemos obviar que el espacio público ha sido y sigue siendo condicionado y ocupado por la heterosexualidad masculina dominante. Todos los artistas que conozco, al menos la inmensa mayoría, que han trabajado las problemáticas del VIH/sida desde el campo del arte son hombres homosexuales y mujeres. Si recordamos las primeras definiciones que construyeron ideológicamente esta enfermedad, como por ejemplo “cáncer gay”, y como consecuencia el establecimiento de los falsos grupos de riesgo, podemos llegar a sospechar que el hecho de que muchos artistas no se interesaran por el sida puede ser consecuencia de esta inicial construcción ideológica, de una idea falsa y generalizada de que el sida sólo afectaba a grupos concretos de personas, y por lo tanto estaba fuera de su ámbito de intereses, considerados como un territorio “extranjero”, acotado a los homosexuales y drogadictos.

La indiferencia y el silencio del poder ante la pandemia ha sido similar a la indiferencia del mundo del arte español. Ocuparse de los problemas urbanísticos sigue siendo una tarea de machos. Pensar, por medio del arte, sobre el VIH/sida puede crear suspicacias y dudas sobre la opción sexual de cualquier individuo. Hablar del sida está muy relacionado con hablar de homosexualidad. Ser homosexual dentro del mundo del arte no es problemático. Problematizar la homosexualidad en los trabajos artísticos si puede llegar a serlo.

Veamos a continuación algunas tácticas o modos de hacer que podrían ser utilizados para vehiculizar un tema como el que estamos tratando. La mayoría de estas tácticas ya fueron utilizadas por Gran Fury y Act Up, así como por Group Material, pero considero que pueden seguir siendo pertinentes, ya que si nos damos cuenta, el momento cultural y político que estamos viviendo en nuestros contextos más cercanos no difiere mucho del clima de indiferencia, desprecio y censura que los gobiernos conservadores norteamericanos tuvieron con el VIH y sus afectados y afectadas.

-Si bien no se trata de una táctica en sí, en su sentido de acciones que no parten de un lugar fijo sino que necesitan el lugar del otro para actuar, el cuestionamiento de la gramática cultural, es una herramienta fundamental para poder entender cuáles son las verdaderas causas de lo que se nos presenta como “natural” y que aceptamos pasivamente. Como gramática cultural se entiende el marco de las reglas y de las convenciones escritas y no escritas que estructuran las relaciones e interacciones sociales. Y por lo tanto abarca la totalidad de los códigos estéticos y de las normas de comportamiento que determinan la representación de los objetos, además de ordenar los múltiples rituales que se repiten diariamente a todos los niveles sociales. La gramática cultural forma parte de una mitología de la cotidianidad donde el poder y el dominio se presentan como hechos naturales. La subversión del consenso acerca del buen comportamiento en la vida privada y en el espacio público son ideas que podemos encontrar por ejemplo en las acciones rápidas, puntuales y espectaculares: los zaps que realizaban los miembros de Act Up, con el objetivo de suscitar informaciones distintas, provocar reacciones, invitar a los espectadores a responder y tomar partido, así como exhibir la violencia a la que se enfrentaban cotidianamente.

-El uso de lo simbólico contenido en los espacios públicos. Los lugares y espacios físicos podemos entenderlos como espacios simbólicos que expresan situaciones sociales. Los edificios públicos, las plazas connotadas religiosamente, los edificios privados y el aspecto urbano dominado por todos estos tienen una significación concreta. Utilizar esta significación y subvertirla, cuestionar la lógica de un espacio puede ser un buen ejercicio, además de divertido y eficaz.

-Solos no podemos, juntos sí. Grupos como Act Up, Gran Fury, Group Material, Guerrilla Grils o en España Agustín Parejo School, son asociaciones que utilizan una figura parecida a la del “nombre múltiple”. Los nombres múltiples son principalmente figuras del anonimato. Aquellos que los han inventado rechazan tanto el monopolio para su uso como el copyright. Nombrarse de esta manera es una estrategia que supera la separación entre individuo y colectivo. Esta estrategia es consecuencia de la imposibilidad de llevar a cabo las acciones en solitario; de la necesidad de alianzas para desarrollar acciones efectivas y, sobre todo, concede la fuerza que el anonimato posee, imprescindible para conseguir los fines previstos.

-Uno de los métodos más utilizados por el activismo artístico es el distanciamiento, que se basa en la elección de formas, ideas o acontecimientos existentes y cambiarles su representación usual. La perturbación que se produce es eficaz en la medida que durante algún tiempo se mantiene una confusión sobre algo que no encaja bien. Esta confusión facilita al observador cierta distancia que puede ofrecerle una visión crítica frente a los modelos usuales de representación. Los carteles políticos o la publicidad constituyen objetivos especialmente apreciados para acciones de distanciamiento. Un trabajo de Gran Fury, puede ejemplificar este método. Un conocido cartel “estilo Benetton” que conjuga texto e imagen ha sufrido un cambio en el texto que lo resitúa en otro lugar. Este cambio tiene que ser bastante sutil para que el original siempre sea reconocible. De forma que el nuevo texto produzca una deconstrucción del anuncio.

-La utilización de lo que se denomina fake. En 1989 Gran Fury publicó un periódico cuya imagen se apropiaba de los recursos gráficos y tipográficos del New York Times y en el que aparecían editados una serie de artículos escritos por miembros de Act Up con la finalidad de que fueran repartidos en manifestaciones o colocados junto a periódicos verdaderos para que fueran adquiridos. Este fake es eficaz en la medida que imita la apariencia del New York Times, aunque su nombre sea «New York Crimes», y lo imitaba lo más perfectamente posible y durante un tiempo habla, sin ser descubierto, en nombre del «Times» y con su autoridad. Pero la coincidencia con el original es sólo tipográfica, ya que los textos publicados creaban perplejidad entre los lectores en la medida que todos podrían asegurar que este periódico nunca publicaría este tipo de artículos. Una táctica como ésta despliega su eficacia en el transcurso del proceso que sigue a su descubrimiento, en la cadena de desmentidos que puedan darse posteriormente. Y en esta cadena de desmentidos es cuando podemos ver perfectamente el verdadero rostro del «Times». Pero este tipo de táctica debe de tener algunas condiciones que paso a enumerar: 1) Coincidencia de imitación, invención, distanciamiento y exageración; 2) Imita la voz del poder sin ser descubierto, en su nombre y con su autoridad; 3) Su objetivo es desencadenar un proceso de comunicación en el cual se cuestiona la estructura misma de la situación de comunicación falsificada; 4) Despliega su eficacia en el transcurso del proceso que sigue a su descubrimiento, lo que implica un descubrimiento posterior a una acción; 5) Es un medio táctico, no suele ofrecer proyectos o discursos alternativos; 6) Se basa en la interferencia o subversión momentánea de aquello que Foucault llama “orden del discurso” y que identifica como elemento esencial el ejercicio de poder; 7) Un fake logrado juega con la atribución de autor y texto. Despliega toda su eficacia cuando ya no es posible construir una relación unívoca entre ambos; 8) Pero tampoco es la autora del fake la que escribe el fake. El texto utilizado por el poder existe. Es un texto accesible para el autor del fake, forma parte de nuestro lenguaje; 9) Su funcionamiento se basa en una paradoja: el fake debería ser lo menos reconocible posible (la falsificación tiene que estar bien hecha), pero por otro lado debería desencadenar un proceso comunicativo donde quede claro que se trataba de una información falsa (el fake tiene que ser descubierto); 10) La rectificación otorga al fake el visto bueno oficial.

-La invención de hechos falsos para crear acontecimientos verdaderos. Se trata de un método para evidenciar y criticar los mecanismos que determinan la producción hegemónica de imágenes mediáticas de la realidad. Para poder difundir eficazmente un acontecimiento inventado, se necesita de una instancia que infunda credibilidad y autoridad, sirviendo de esta manera de aval involuntario para la veracidad de la invención. Las invenciones tienen como objetivo desacreditar las instancias que se creen amas de la verdad y atacar su autoridad.

-El camuflaje. En muchas prácticas se plantea la necesidad de perseguir los objetivos con un enmascaramiento que se sirva de las formas dominantes, de los medios de expresión o lenguajes estéticos. Estas formas son imitadas para transportar contenidos disidentes. Un camuflaje es un enmascaramiento que nos permite superar barreras de comunicación para llegar a la gente con un texto o una acción que de otra forma evitarían. Si se emplea la tensión entre forma y contenido de manera consciente, un camuflaje puede conseguir su meta: superar las barreras de la comunicación y ser oído a pesar de la generalizada sobresaturación en cuanto a información

-La afirmación subversiva. Un procedimiento efectivo para el distanciamiento respecto a formas, mensajes o reglas dadas consiste en usarlas en una situación dada de manera exagerada y, por tanto, de forma “inadecuada”. Es ponernos de parte de, aceptar exageradamente el discurso oficial. Una ventaja de la afirmación subversiva es servirse de la forma aparente de afirmación. La afirmación subversiva trata de aprovecharse de la fuerza del adversario para la acción propia.

-Collage y montaje. Sigue existiendo un potencial subversivo en este método de sacar fragmentos de contextos diversos y de crear, mediante su combinación, nuevos contextos de significación. Nos dan la posibilidad de oponer a las declaraciones impresas de políticos o instituciones unos textos e imágenes capaces de convertir sus autorrepresentaciones en lo contario, de reinventarlas y deslegitimarlas.

-La tergiversación o reinterpretación. Es un método de distanciamiento que cambia la manera de ver objetos o imágenes, generalmente conocidos, sacándolos de su contexto usual y poniéndolos en un contexto nuevo, inusual.

-Apropiarse del nombre del adversario. Una forma de deteriorar la imagen tiene lugar cuando se emplean símbolos, anagramas o sellos, de manera consciente, en un contexto de carácter negativo.

-La aparición de signos insidiosos en el espacio público. Los que utilizan esta práctica son francotiradores semióticos. No ejercen sus ataques con fusil y teleobjetivo, sino con esprays. Su especialidad es la introducción “insidiosa” y desapercibida de signos y símbolos en el espacio público. Su objetivo es el cambio, comentario, corrección o aclaración de los mensajes (a menudo no explícitos), de carteles, monumentos, señales o similares, o bien el intento de “usar paredes o fachadas aparentemente neutrales para fines ajenos” mediante graffiti o el uso de rotuladores o pegatinas. Este procedimiento cambia el sentido (distanciamiento) del mensaje original y en determinadas ocasiones lo invierte.

-Bandidaje publicitario. Entre los objetivos preferidos de los francotiradores semióticos se encuentran los paneles publicitarios (mupis, refugios de autobús, etc.), y los carteles. Sus acciones tratan de “corregir” un panel de publicidad que se considera ofensivo. Se cree que es posible anular la potencia seductora de los mensajes publicitarios mediante intervenciones adecuadas. Los que hacen estas prácticas (bandidos de la publicidad), se sirven de la expresividad de los textos e imágenes en los paneles publicitarios e intentan “invertirlos” mediante añadidos o tergiversaciones apropiadas. La adición sirve muchas veces para difundir mensajes propios o alterar los ya existentes, resignificarlos. Los “bandidos de la publicidad” recomiendan limitarse a pequeños cambios, porque sólo un cartel poco cambiado sobrevive algún tiempo y porque estos cambios tienen más expresividad y son más rápidos de realizar. Este ejercidopuede ser entendido como una forma de crítica de la cotidianidad que introduce el ruido en el mensaje propagandístico, y que ataca y desmitifica a la vez la posición de poder del que encargó un cartel o una propaganda que sólo se basa en su fuerza económica.

-Re-significación de monumentos públicos. Como ya sabemos los monumentos no encarnan la verdad. Es necesario preservar tanto la historia como las divergencias con la historia en los monumentos públicos. Eso, precisamente, es lo que se pretenden cuando se expresan las discrepancias respecto de la perspectiva de los impulsores de los monumentos mediante diferentes maneras de intervención simbólica, “dañando” los monumentos o cambiándolos y tergiversándolos mediante la adición de textos o de pintura. Lo que interesa es el cambio. No se trata tanto de la destrucción, sino del distanciamiento y de la tergiversación de los símbolos encontrados. Podemos observar dos formas diferentes de desvirtuación: a veces basta con añadir una bandera para remarcar la ocupación temporal del espacio público o para dotar a un monumento, por lo menos durante un tiempo, de otro sentido. Convertir los enclaves en los que hay monumentos en lugares de reflexión, dejándolo allí y teniendo la posibilidad de ser cambiado creativamente cada año por alguien, cada semana por quien quiera o dejarlo a merced de la naturaleza.

A modo de conclusión me gustaría remarcar que las tácticas adecuadas deberían de ser, por una parte aquellas que manifestasen una contundente oposición pública a las sofisticadas políticas represoras que en la actualidad estamos sufriendo; y por otra, establecer estrategias de trabajo colectivo que incidan en estructuras sociales ya establecidas y que nos permitan introducir de manera transversal estos contenidos de forma que nos garanticen un público receptor y una eficacia en nuestras propuestas. Podemos ver un ejemplo en Proyecto Sida Social, un trabajo que vengo realizando desde 2006, que ha tenido distintas versiones pero que algunas de ellas han propuesto estructuras de trabajo colectivo y la introducción de forma transversal de contenidos relacionados con el VIH.