Espacio público y homosexualidad

Inicio del proyecto: 2002

[Espacio público y homosexualidad. ALGUNAS CONSIDERACIONES ENCAMINADAS A DAR PISTAS SOBRE COMO TRABAJAR EN LAS FISURAS DE NUESTRAS CIUDADES]

Hace unos días vivimos unos momentos mediáticos intensos cuando saltó la noticia de que un guardia civil había pedido permiso a sus superiores para poder vivir en la caserna junto a su pareja, que en este caso se trataba de un hombre. Las primeras noticias de la mañana nos contaban que dicho guardia civil había pedido la baja voluntaria por depresión, seguramente por la presión a la que se veía sometido, y ese mismo día por la tarde ya se comunicaba que iba a ser aceptada su solicitud, aunque para ello se tuvieran que cambiar algunas partes del reglamento de este cuerpo de seguridad estatal.

Algunos comunicadores dijeron este era un momento histórico. Otros pensaron, más tranquilamanete, que realmente vivimos en una sociedad que de vez en cuando da golpes de efecto hacia la tolerancia, pero que aún sigue pensando en los gais y las lesbianas como seres perversos y dignos de ser rechazados. Muchos gais y muchas lesbianas siguen sin conformarse con las políticas sociales de nuestros gobernantes.

Debemos de empezar por apuntar algunas reflexiones sobre el activismo gay. El principio que subyace en el activismo homosexual es que las condiciones de vida de los gays sólo podrán ser cambiadas para mejorar si se desarrollan estrategias de impacto social que obliguen a cambios de mentalidad y, en especial, de legislación antihomosexual. Como consecuencia de esto las prácticas activistas han requerido enfrentamientos a estructuras hegemónicas que conforman nuestras vidas. El activismo pro-homosexual se ha basado, desde sus inicios en la iAlemania de finales del siglo XIX, fundamentalmente en la recogida de firmas y el apoyo de personalidades del mundo de la cultura, y generalmente se enfocaba hacía las reformas legales, en favor de leyes menos homófobas. Los últimos movimientos activistas se han dado a partir de la crisis del SIDA. Harto de aguantar la indiferencia de los gobiernos estadounidenses ante esta pandemia, Larry Kramer funda un movimiento como ACT UP del que poco después surge una sección llamada Gran Fury que se dedica a crear la imagen gráfica del grupo, de sus manifestaciones, así como a realizar un tipo de arte que ha ocupado desde espacios públicos, como vallas publicitarias, hasta participar en la Bienal de Venecia. En la actualidad, en que algunas de las viejas demandas de los activistas han sido ya satisfechas, el activismo se enfrenta a una dicotomía: seguir con el viejo estilo de reivindicaciones callejeras que expresen la ira por la opresión o, por el contrario, abandonar esta manera y aprovechar la esporádica tolerancia política para entablar dialogo, integrarse en el sistema y centrarse en objetivos concretos.

Este es el contexto social para una investigación sobre homosexualidad y espacio público. Para ello será necesario que analicemos el concepto de «visibilidad». En primer lugar nos gustaría destacar que este aspecto de la identidad gay en España es muy diferente al resto de países europeos y norteamericanos. Por «visibilidad» debemos de entender presencia pública de homosexuales a quienes no preocupa identificarse públicamente como tales, además de la presencia reconocible de gais en las calles o en los bares. Uno de los argumentos por los cuales muchos personajes públicos rechazan esta idea de visibilidad es por el argumento que hace referencia al respeto a la «vida privada». Estos argumentos confunden de raíz dos opciones totalmente distintas: el día que se entienda que no es lo mismo definirse públicamente como homosexual que contar lo que se hace en la cama, habremos dado un paso adelante de gran importancia en la lucha por los derechos de los gays.

En el espacio público de nuestras ciudades la publicidad ha abundado en el énfasis de la perfección física, produciéndose lo que algunos autores denominan «fascismo corporal». Los modelos presentados en este tipo de publicidad valoran los atributos físicos y niegan cualquier interés por otras cuestiones. Estos modelos que han sido tan imitados por muchos gays en los últimos años, han hecho que una comunidad que debería de acoger en su seno a todos los marginados por cuestiones de diferencia sexual margine a su vez a aquellos que no cumplen con el canon estético: grandes pectorales, grandes nalgas, grandes bíceps y juventud.

Las «imágenes positivas» fue uno de los conceptos fundamentales de la teoría gay en los años setenta. Ante la imagen marginada y denigrante de la homosexualidad en las representaciones, los partidarios de las imágenes positivas exigen que se represente al homosexual como un ciudadano normal. La representación es la base de la ideología, aprendemos a ver el mundo a través de las imágenes que se nos ofrecen y por lo tanto para conseguir una sociedad tolerante hemos de procurar que las imágenes de la homosexualidad que representa la cultura popular sean atractivas. Se han establecido en el seno de la comunidad gay discusiones sobre cómo representar las imágenes positivas. El problema es que no podemos prever qué imágenes se entenderán como positivas y cuáles no. En definitiva la variedad de representaciones en el espacio público y el equilibrio de las mismas, es más importante que el cariz de cada imagen particular, y sería lo que nos llevaría hacia una idea de cotidianeidad y familiaridad.

Queremos saber cómo está establecida en la actualidad lo que se ha denominado “mirada gay”, entendida ésta como una percepción oblicua del mundo. En principio por mirada gay podemos entender dos estrategias: por una parte la del espectador que busca en el texto elementos que relaciona con su experiencia como homosexual; la segunda idea relacionada con la mirada gay tiene que ver específicamente con la expresión del deseo. Es el caso de películas que aunque explícitamente no lo sean vemos en ella tramas gays. Toda subcultura promueve una mirada propia, una voz propia, basada en los elementos que la distinguen de la institución dominante.

Ha sido siempre muy difícil, por no decir imposible, producir imágenes homosexuales en las que el final no fuera trágico. El modelo patológico ha sido representado con insistencia, de esta forma los espectadores no podían identificarse con el homosexual que normalmente acababa suicidándose para conseguir cierta dignidad como persona. La consolidación del movimiento gay produce cambios considerables con respecto a la representación. Pero el efecto de la representación es impredecible. En la actualidad hemos superado el problema de cómo representar la diferencia racial, pero la utilización de estereotipos atrapa al homosexual en modelos tradicionales que están denotados negativamente. Las soluciones deben de ser múltiples. No existe una solución única en la representación de la homosexualidad. Hay que tener en cuenta que la imagen es plural, y que enseñar a leer de manera positiva es más importante que representar imágenes positivas que no tengan que ver con la realidad.

Las estrategias publicitarias sólo apuntan a un público gay en determinadas ocasiones. Existe el miedo de que la vinculación de un producto con la homosexualidad lo haga desmerecedor de una «mayoría».

Los principios que ilustran la estrategia publicitaria cuando apunta indirectamente a gays y lesbianas son los siguientes:

-El primer principio es la incitación al consumo. En los últimos años se ha hablado mucho y se han mostrado muchas estadísticas sobre el poder económico de los homosexuales. Por lo tanto algunas publicidades hacen llamadas, algunas veces no muy explícitas, para atraernos como consumidores.

-El segundo principio es la sublimación, es decir la sustitución del objeto de deseo por el producto que lo incorpora metonímicamente es una estrategia clásica de la publicidad. El producto que se anuncia se convierte en el depositario de los deseos. Un público cuyo deseo nunca es reconocido como evidente en la esfera pública está en condiciones de establecer una lectura económicamente «perversa» de los citados anuncios.

-Tercer principio: apelación a los espacios menos vigilados y localización exótica del deseo. Algunos anuncios nos han mostrado una localización exótica del deseo, apelando a imágenes localizadas en continentes como África o en islas tropicales, junto a la aparición de personajes nativos que son objeto de deseo.

-Cuarto principio: empatía con una realidad hostil o confirmación de ésta.

-Quinto principio: el solipsismo del placer solitario. Se trata de estrategias de neutralización del deseo.

-Sexto principio: El público femenino y lo homosexual como virtual. Algunos anuncios con fuertes cargas eróticas y sexo implícito muestran un público receptor femenino, pero implican un público homosexual que está encerrado en sus casas.

-Séptimo principio: la bisexualidad o la volubilidad del deseo, o el tránsito de un espejismo «homo» a la norma «hetero».

-Octavo principio: la mirada ya puede ser impertinente. Algunos anuncios muestran una invitación a una hipotética mirada femenina.

-Noveno principio: pedagogía de la liberación y del disfrute del cuerpo. Un principio vagamente subversivo.

Después de estas reflexiones que nos sitúan en el ámbito del estudio, pasaremos a proponer una metodología de estudio para este tema de investigación.

1. Recopilación bibliográfica de textos, artículos, tesis, trabajos de investigación relacionados con la homosexualidad y con el espacio público. (Iniciado en 2000).
2. Investigación sobre cómo se perciben en la actualidad las relaciones homosexuales. Discernir si la tolerancia que se expresa en ocasiones es una falsa tolerancia o por el contrario es producto de los cambios producidos en la sociedad española a partir de la transición y la libertad.
3. Analizar qué aspectos relacionados con la falta de visibilidad en el espacio público son merecedores de atención.
4. Plantear trabajos de arte público que utilicen como tema estos aspectos investigados en el punto anterior.

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Las ciudades en las que vivimos son, entre otras cosas, el resultado de planificaciones sucesivas que cada vez más se nos presentan como espacios altamente ideologizados. Los barrios de nuestras ciudades son siempre susceptibles de ser salvados del deterioro y la ruina por medio de un proyecto de remodelación. Estos proyectos gestionados desde las instancias públicas suelen incluir a modo de guinda un monumento. Los controladores de la planificación de nuestras ciudades parecen estar obsesionados en que no quede ni el más mínimo espacio que no pueda ser fiscalizado. Todos los valores que se vierten en el espacio público, las ideologías que ondean en las calles y la fiscalización constante que se realiza están generadas desde la normativa heterocentrada.

Un terreno sin colonizar produce espanto a los responsables del urbanismo municipal. Esto no debemos de confundirlo con el abandono premeditado que algunos barrios, como por ejemplo el de Ruzafa en la ciudad de Valencia, en la actualidad soportan como estadio provisional indispensable para una nueva y renovada rehabilitación.

La presencia obsesiva y mayoritaria de la heterosexualidad en el espacio público no es algo nuevo. De hecho se nos presenta como consustancial al espacio público, tal y como lo entendemos, o mejor dicho tal y como está formulado.

Propuestas:

-Trabajos destinados a contrarrestar la voluntad pedagógica que se manifiesta fundamentalmente en la rehabilitación y en la monumentalización como ejes de una estrategia destinada a mantener un sentido de identidad. Todas estas operaciones semánticas llevan implicito una representación de la heterosexualidad que ocupa sistemanticamente todos los ámbitos de lo público y que a la vez está destinada a encarnar valores que se transmiten continuamente. La heterosexualidad, a pesar de presentarse como la norma, recela contantemente de que sea cuestionada.

-Los monumentos habituales de las ciudades pueden entenderse como informaciones congeladas, ya que se presentan como eternos, permanentes, inalterables y se espera de ellos que contengan y expandan valores culturales e ideológicos. De forma que junto a otras estrategias tengamos siempre en el espacio público emisores que nos recuerden constantemente como debemos de comportarnos.

-Ver qué es “Chueca” en todo esto. En principio se reonoce por las banderas. Algunos otros signos se dejan ver, pero nunca son tan claros y contundentes que puedan llegar a leerse por los transeúntes, ya que estas zonas no solo están habitadas por gays y lesbianas.

-Trabajos que no ayuden a la dramatización espacial de ciertos vestigios del pasado. Trabajos que estén en contra de la evocación, de la proliferación de este recurso que renueva las identidades tradicionales y legitima un pasado, generalmente aceptado, y a la vez nefasto.

-Trabajos al servicio de la producción de identidades gais y lesbianas.

-Poner en su sitio, sitirar, como acción de asediar un territorio.

-Trabajos cuyo objetivo sea quienes controlan, en cada momento y en cada lugar, los medios de producción de significado.

-Enunciar la multiplicidad de historias.

-Trabajar a ras de suelo. El monumento es como una gran polla erecta que muestra su prepontencia. Trabajar en los intersticios, en las ranuras y las grietas. Trabajar en la parte anal de la ciudad.

-Cambiar la noción de lugar territorio por la de lugar-movimiento.